-Siguiendo con el tema de los 7 Monos y los grupos, ¿piensas que surgió como una manera de rememorar a la Escuela Valenciana y a la Nueva Escuela Valenciana? ¿O simplemente os juntabais para realizar proyectos comunes aunque tuvieseis estilos tan distintos?
Los precedentes siempre están ahí. Si bien no había la intención directa de emular a la Escuela Valenciana, sí había la conciencia de continuar una tradición… combinada con las esperanzas de juventud de estar haciendo algo que no ha hecho nadie antes (¡Donde ningún hombre ha pisado jamás!).
-Después tu carrera coge un rumbo alucinante, te vas a Argentina, y publicas en Clarín. Cuéntanos tu aventura.
A Argentina me voy a experimentar la vida. No creo que haya otra forma de definirlo… Me marcho decepcionado del doctorado en Bellas Artes, de las pésimas condiciones laborales en los estudios de diseño en los que voy trabajando… y llego a un país en pleno corralito, con los bancos cerrando y una crisis tremenda (como aquí, sí, pero imaginen que un día su oficina bancaria cierra y no le dejan sacar su dinero): gente en la calle, caceroladas día sí día también… Y se aprende mucho sobre “l’arte di arrangiarsi” (el arte de apañárselas), que dicen los italianos… Y, entre todas las cosas que hice para apañármelas (¡era joven y necesitaba el dinero, no me juzguen!), logré vender una serie de ilustraciones sobre jazz al suplemento musical del diario “Clarín”…




-Has publicado para la Academia Valenciana de la Lengua la obra sobre Teodoro Llorente, una obra sobre su vida, junto a la que además se ha publicado una guía de trabajo muy extensa para que los profesores, en sus clases, puedan trabajar el cómic y la obra de este autor. ¿cómo ves el cómic como medio para estudiar? En Japón hay cómic, manga, para cualquier actividad y tema, ¿podría llegarse a esto en España?
Para la Acadèmia de la Llengua he dibujado durante varios años el cómic de “L’escriptor de l’any” (Llorente, Valor, Eiximenis, Jaume I) y un par de obras sobre fiestas tradicionales (El Cant dels Angelets d’Ontinyent y El Misteri d’Elx). El cómic es un medio excelente de difusión… el problema es que este tipo de iniciativas siempre se consideran un “extra” y son las primeras en caer cuando falta la financiación, cambia el gobierno, etc…
En cuanto a si podemos llegar a una estabilización en el uso del cómic como material didáctico en este país… primero es necesario lograr un acuerdo a largo plazo sobre planes educativos (esos que vamos cambiando cada cuatro años) y, sobre esa base firme, podríamos empezar a hablar del uso de materiales como el cómic, el cine… Tal como van las cosas educativamente hablando, imposible (y estoy siendo optimista…).




-Además de la obra sobre Teodoro LLlorente, Tirant lo Blanc o Jaume I, publicas, desde hace años, en la revista Camacuc. Esta es una de las pocas publicaciones de cómic en valenciano. ¿Qué piensas sobre la edición de cómic en lengua autóctona en Valencia? En Cataluña sí que se traducen más títulos: Asterix, Tintin, Arrugas…
A Camacuc se le debería levantar un templo. Su esfuerzo incansable nunca le será suficientemente reconocido a los Joans (padre e hijo). Hay que apoyar más a Camacuc y a cualquier iniciativa similar.
Respecto a la edición de cómics en valenciano, el problema de fondo es el de siempre: la economía. En este caso combinado con el siempre complicado tema de “l’ús de la llengua”. La edición necesita un mercado. En Cataluña, en Euskadi (o en Finlandia, vaya) hay un público que quiere leer en su lengua (y que permiten que las ediciones se vendan). Aquí (en parte por las pésimas políticas de promoción de la lengua que se vienen aplicando), la mayor parte de la gente o no lee en valenciano (o no lee, sin más). Con lo cual, si no hay mercado, ni apoyo institucional, iniciativas como Camacuc o La Pelitrúmpeli son gotas de agua en un desierto cada vez más grande…




Continuarà…
Etiquetes: Asovalcom, Biblioteca Valenciana Nicolau Primitiu
27/08/2016 a les 8:12 am |
[…] Ve d’ací […]